“Me llamo Claudia Patricia Chacón, vivo en Ciudad Bolívar, tengo 51 años y cinco hijos de los cuales uno vive conmigo”, así se presenta esta mujer, quien es beneficiaria del sector Hábitat, específicamente de un subsidio de titulación de predio y de un segundo subsidio para el mejoramiento de su vivienda.
Durante muchos años, ella tuvo que batallar para ir haciendo arreglos en su vivienda y mantener un lugar habitable. Sin embargo, cuenta que cuando llovía mucho se inundaba la casa y la humedad la enfermaba a ella y a su hijo.
“Hace unos meses tocaron a mi puerta, preguntando por el propietario de la vivienda. Salí con desconfianza, pues me decían que esas ayudas del Distrito nunca llegaban. Se presentaron hombres y mujeres con chaqueta verde. El mejoramiento llegó a mi barrio, yo no tuve que salir a buscar nada. Había soñado siempre con tener mi casita mejorada, pues este lote me lo dejó un hermano hace muchos años y como pude, a punta de reciclaje, hice mi ranchito”, recuerda Claudia.
Eran servidores de la Caja de la Vivienda Popular, dice Claudia. No olvida el nombre del social que la visitó: Mishell. Este le ayudaría con el título de su propiedad a través de la Curaduría Pública Social para que pudiera gozar de las escrituras de su casa, Claudia por su parte, estaba confundida, no entendía de qué le hablaban, pero la realidad era que la promesa de compra venta que la acreditaba como única compradora y dueña de su lote comenzaba a hacerse realidad.
En la socialización que le hicieron unos días después de la visita, a varios vecinos les explicaron que la promesa de compra venta no era una escritura, que el predio debía ser titulado para hacerlos poseedores de su terreno. Les hablaron de los beneficios y de cómo aplicar a los subsidios de Mejoramiento de Vivienda de la Secretaría Distrital del Hábitat.
Lo cierto es que el año pasado (2022) le titularon el predio, pero más sorpresas empezaron a llegar este año con reuniones en el salón comunal. Le anunciaron que habían llegado los del Hábitat y que estaban dando los mejoramientos de vivienda.
“El proceso fue muy rápido, pero me seguía preguntando, ¿para cuándo podré tener una vivienda digna? Estas épocas de lluvia me parecían muy difíciles, pues las goteras y la humedad me enfermaban”, dice Claudia. Un vecino me invitó a que me acercara a ver si estaba en lista y resulta que sí aparecía, esto fue muy emocionante, pues me pidieron todos los papeles que tenía y como ya tenía mi título, me aprobaron el subsidio con la escritura”, recuerda con felicidad Claudia.
Los días oscuros y húmedos pasaron a la historia, ya que con el subsidio le mejoraron el techo de su casa completamente, sin goteras, iluminado y con cielorraso en PVC.
“El baño me lo dejaron completamente enchapado, un lavamanos nuevo, esto me llenó de mucha felicidad porque antes me lavaba las manos y la cara en un lavadero viejo que tenía en el patio… ¡Ay Dios! Estoy muy agradecida porque ya no tengo que usar un balde para bañarme, sino que tengo un baño cómodo para mí y mi hijo ¡Gracias! no me queda más que agradecer a la Secretaría de Hábitat y a la Caja de la Vivienda Popular por tan grande regalo, hoy creo y le digo a mis vecinos que estén atentos, porque sé que para ellos también vienen grandes beneficios”, concluye Claudia con una sonrisa contagiosa.
La sala, la cocina, las habitaciones también fueron mejoradas, tanto así que se animó y puso su tiendita. La iluminación de su casa mejoró y ahora dice que “ni luz gasto. Ahora sí me dan ganas de barrer y mantener todo organizado como me gusta”. Claudia sigue con el reciclaje, y en casa su hijo le echa una mano atendiendo el negocio.
Foto: Casa intervenida a través del programa de mejoramiento de vivienda en Ciudad Bolívar - Bogotá.