Esta es la historia de Laura Cañón, una joven de 29 años que reside en el Barrio Guacamayas, en la localidad de San Cristóbal. Ella encontró en el sector de la construcción la oportunidad de transformar vidas a través de su pasión. Se preparó profesionalmente como auxiliar de enfermería, pero su vocación estaba en utilizar sus manos para el amarre de varilla, la mezcla de cemento y arena.
Laura contestó las preguntas de la Caja de la Vivienda Popular y su importante participación en el proyecto Plan Terrazas donde trabaja actualmente.
Laura C: “Me enteré del proyecto Plan Terrazas por los vecinos, pues uno de ellos trabaja ahí como maestro. Un día decidí acercarme y preguntarle que si había trabajo para las mujeres, él fue a la oficina y le dijeron que sí. Fui entonces a llevar la Hoja de Vida y gracias a Dios me llamaron rápido”.
Laura C: “Lo que llevo en la obra, un aproximado de tres meses. Yo antes trabajaba como auxiliar de enfermería, que fue lo que estudié, pero después de 10 años ejerciendo me cansé de ese oficio y me fui a hacer lo que siempre quise, ayudante de obra. Antes me daba miedo pues a las mujeres no se nos da la oportunidad de trabajar en el sector de la construcción porque creen que no somos capaces, pero la realidad es que podemos ser un gran aporte para este sector. Por eso cuando supe del proyecto del Plan Terrazas donde trabajan varias mujeres, aproveché la oportunidad, apliqué y pues aquí estoy”. Agregó, sonriendo.
Laura C: “Pues como todo, si uno no se hace respetar obviamente van a pasar por encima de uno, en el sentido que muchos van a querer llegar a algo más que un compañerismo. Pero no, mira que aquí en la obra son muy respetosos, como todo hay algunos que molestan, hay otros que no. Pero han sido más como una familia que le enseñan a uno y hasta se toman el tiempo de decirnos: Así no se hacen las cosas, se hacen de esta forma. Eso hace que sean muy compañeristas”.
Laura C: “Había un chico en la obra que no le gustaba trabajar con mujeres y cada vez que lo mandaban decía que nosotras las mujeres no servíamos para nada y era muy grosero. Hace aproximadamente un mes, los maestros le dijeron que a otro que yo era muy buena para amarrar hierro, y él dijo: ¡Uy no a mí no me manden mujeres porque las mujeres no me sirven! esos han sido los dos eventos donde me he sentido discriminada y anulada. Pero la mayoría son muy colaboradores, finalmente es mi trabajo el que habla por mí”. Afirmó.
Laura C: “Acá no hay ese tema si es de mujer o hombre, pues las otras cuatro chicas que hay conmigo, todas alzamos bultos, ladrillos, mezclamos cemento, todo igual que con los hombres.”
Laura C: “Me gusta amarrar hierro, esto es cuando se realiza el primer enmallado para fundir una plancha, entonces toca amarrar todas las varillas a cierta distancia: un ejemplo es de 20 * 25. Eso se amarra con alambres y un bichiroque, que es una herramienta especial que ayuda a dejar el alambre bien apretado. A mí me gusta amarrar hierro como lo dije, pero si me preguntan ¿Laura a usted qué más le gusta hacer? A mi me gusta cargar bultos, cargar tierra, todo lo que es esfuerzo me gusta”. Dijo entre risas.
Laura C: “Sí, yo ya me quedo en el sector de la construcción, de hecho, ya le dije a nuestro jefe Reinaldo que cuando se acabe esta obra no se puede ir sin mí, que si nos toca irnos para Cali o para donde sea que haya que trabajar yo me voy”.
Laura C: “Fue muy chévere porque la alcaldesa compartió con nosotros una charla, hizo un en vivo y aprovecho esta entrevista para pedirle que nos gustaría mucho que haya más inclusión de niñas en las obras”. Agregó Laura, dando las gracias y despidiéndose ya que debía volver a su trabajo. Así como Laura hay muchas mujeres que trabajan por la Bogotá que estamos construyendo en la actual administración.