Su familia hace parte de las 526 que vivieron durante más de 4 y 5 años en la ocupación indebida de Caracolí, Ciudad Bolívar, pero gracias a la Alcaldía de Bogotá, a través de la CVP, salieron del peligro y vivirán en casa propia.
Es consciente del peligro, del riesgo en el que vivió durante más de 5 años, pero ahora está seguro. La Alcaldía de Bogotá, a través de la Caja de la Vivienda Popular, no solo lo reasentó de una vivienda construida en tablas, zinc y plástico en Caracolí, Ciudad Bolívar, sino que le convirtió su sueño en realidad: una casa propia, formal y legal.
Sergio Luis Hernández y su familia es una de las 526 que se reubicaron, abandonaron la zona de ladera, y viven bajo relocalización transitoria (arriendo temporal pago por el Distrito), mientras le entregan su vivienda.
“Soporté muchas amenazas: derrumbes, inseguridad, vandalismo, microtráfico”, resume Hernández mientras recuerda cómo convivió con su familia en este sector.
Afortunadamente- como dice él- escuchó al equipo técnico, social y jurídico de la Caja de la Vivienda Popular de Bogotá. “Entregué documentos, estudiaron mi caso y oh sorpresa: resulté favorecido”.
Al alcalde Peñalosa, Sergio no tiene sino palabras de agradecimiento. “Lo digo en todos lados, gracias al alcalde Peñalosa y a su administración, podré vivir con mi familia en un lugar digno, seguro, tranquilo porque ya escogí mi vivienda en Bosa Porvenir”.
Allí, resume el beneficiario, conciliará el sueño, dormirá tranquilo sin el temor del invierno ‘camuflándose’ entre las rendijas del techo, o la madera desgastada. Y además, no habrá riesgo de levantarse y encontrar su casa desocupada. “Todo es más seguro”.
Y ni qué decir del riesgo de derrumbes (un soldado murió recientemente al savar a una niña en Caracolí), además de las conexiones fraudulentas de energía eléctrica. Todo era hechizo.
“Muchos vecinos eran muy precavidos con las instalaciones eléctricas, pero unos pocos, no. Y si un rancho se quema, los demás correrían con la misma suerte porque todos son construidos en madera”.
Sergio concluye que la Alcaldía de Bogotá le abrió una puerta al futuro “para el desarrollo personal y profesional de mi familia. Es difícil empezar de cero, pero a la vez es bonito porque existe una nueva oportunidad de vida. ¡Gracias Peñalosa!”.