Bogotá, Agosto 30 de 2018 (CVP).- Con retazos de baldosas dejados por los vecinos ella misma coloco el piso de su apartamento el cual ha ido remodelando poco a poco.
“Ni la pobreza, la edad o la enfermedad son impedimento para salir adelante, la voluntad hace que todo funcione, la pereza es lo que hace que la gente no se supere”, cuenta Ana Graciela Amaya, mientras muestra con orgullo los arreglos que ha realizado con sus manos a su apartamento.
Esta mujer de 66 años fue reasentada por la Caja de la Vivienda Popular en el proyecto Rincón de Bolonia, en la localidad de Usme. “La casa más hermosa del mundo”, menciona y agradece a la entidad por haberla sacado del riesgo en el que vivía.
Ana Graciela recibió como todos los beneficiarios su apartamento en obra gris, pero como ella dice le gusta vivir bien, se puso manos a la obra y se dedicó a la tarea de colocar las baldosas, enchapar el baño, hacer el muro que divide la sala de la cocina, enchapar y pintar las paredes.
“Poco a poco fui recogiendo los retazos de baldosas que le quedaban a los vecinos, compraba la libra de cemento y fui echando el piso: Me demoré un mes haciendo todo, eso me sirvió porque fui aprendiendo”, dice Ana, quien vive en la capital desde hace 45 años y quien además hizo parte del proyecto Manos Productivas por Bogotá en el que tomó el curso de pintura.
Dice que le gustan las cosas en orden, que no hay razón para vivir mal, además, cuenta que muchos de sus vecinos llevan a sus hijos jóvenes a su apartamento y la muestran como ejemplo: una persona de la tercera edad que ha arreglado su casa sin ayuda.
“Es responsabilidad del beneficiario arreglar la casa, la Caja nos adjudica el apartamento, pero es nuestro deber ponerlos lindos, si uno quiere vivir bien debe hacer todo lo posible por vivir bien, no andar lamentándose”, concluye.
Ana Graciela antes de ser reasentada residía en el barrio Sauces Paraíso, de la localidad de Ciudad Bolívar, y fue declarada en riesgo por el Idiger debido a la remoción de tierra que se presentaba en la zona.