Luis Osa es una de las experiencias exitosas de Caracolí. Vivió en esta invasión de Ciudad Bolívar durante más de cinco años con el temor de que su casa se desplomara porque fue consciente que residía en una zona de alto riesgo. Él, aceptó la propuesta de la Alcaldía, recibió el VUR, compró una casa en Soacha, Cundinamarca, y hoy vive feliz y sin temores.
La familia Osa llegó a Bogotá hace cinco años desplazados por la violencia del Tolima en donde les tocó salir corriendo por amenazas de grupos al margen de la ley que los obligaron a dejarlo todo y buscar un futuro en la capital.
“Llegamos mis papás, mi hermana y yo con una mano adelante y la otra atrás. Por cosas de la vida arribamos a Caracolí, a un lote que me vendieron por 2 millones de pesos, y ahí empezamos poco a poco a construir nuestra casa en tejas de zinc”, aseguró Luis, el ‘jefe’ de la familia.
Pasaron más de cinco años de incertidumbre, de temores. “Siempre vivimos con zozobra de que algo malo pasara por la inclinación en la que se encontraba nuestra casa. No era estable. Como no hay servicios públicos vivíamos entre ratones, agua sucia y enfermedades”, comentó Osa.
En octubre de 2018, funcionarios de la Caja de la Vivienda Popular sensibilizaron a las más de 644 familias que viven en Caracolí para que entregaran sus predios en alto riesgo y en contraprestación se les asignaba un apartamento en especie de los proyectos propios de la entidad o un instrumento financiero equivalente a 70 salarios mínimos legales vigentes para que compraran casa nueva o usada.
De inmediato, Osa aceptó. En la notificación se identificaron dos lotes –en uno de ellos vivían sus padres-, aportaron los documentos, resultaron favorecidos y unieron los instrumentos financieros que les permitió cumplir su sueño: comprar una casa digna, legal y segura ubicada en Soacha. “Es de dos plantas independientes”, describió el beneficiario.
Actualmente viven en familia, duermen tranquilos y sin temor de que su casa sea protagonista de un deslizamiento y su mamá y su hija mejoraron su salud porque se alejaron de la humedad. “Conseguimos hasta trabajo, mi niña hizo nuevos amigos…”, agregó.
Osa aprovechó para destacar ante los bogotanos que la Caja de la Vivienda Popular cumple lo que promete. “Yo estoy feliz gracias a las promesas cumplidas de la CVP y la Alcaldía de Bogotá”.
Por su parte, el director de la Caja de la Vivienda Popular, Lino Roberto Pombo, hizo un llamado a los ciudadanos que aún viven en riesgo en Caracolí para que no se dejen engañar por quienes quieren estropear el proceso. “Queremos que se cojan a las alternativas que ofrecemos que no tienen otra finalidad que salvaguardar sus vidas y darles una mejor condición de habitabilidad en otro lugar digno y seguro”.