En la ocupación indebida de Caracolí, Johan Alberto Chávez vivió cuatro años entre latas, cartón y zinc. Y en una de las épocas de invierno en Bogotá quedó debajo de una piedra. Hoy aceptó las ofertas del Distrito y comprará una vivienda digna y legal.
Llegó hace cuatro años a la ocupación ilegal en Caracolí, Ciudad Bolívar. Una tía le habló de la zona, de la cantidad de gente que ‘aterrizaba’ en esta zona de alto riesgo, donde no pagaría servicios públicos, ni impuestos y Johan Alberto Cháves terminó aceptando por falta de dinero.
Atrás quedó un apartamento en Bosa, donde pagaba arriendo. En Caracolí, su nuevo hogar, pidió ayuda de sus amigos e invadió un área. Palos, latas, tejas de zinc y uno que otro ladrillo, improvisaron su casa.
Vivió cuatro años intranquilo, temeroso, rogando a Dios para que no lloviera con furia. Temía lo que finalmente ocurrió unas semanas atrás. Un aguacero cayó sobre Caracolí, era de noche, y él escuchó rugir la tierra.
La improvisada vivienda se deslizó por el barranco y él terminó de bajo de una piedra, escasamente encima de un colchón. “Fueron momentos de pánico, yo pensé que mi vida acababa”, describió.
Después de la emergencia intentó rehacer su casa, pero las grietas y filtraciones de agua eran tan fuertes que se volvió insoportable vivir allí. Además, del ‘desfile’ de roedores, infecciones y malos olores.
Por esto, aceptó sin dudar a los funcionarios de la Caja de la Vivienda Popular que llegaron hasta la zona, caracterizaron 644 ocupaciones en Caracolí y le ofrecieron a él y sus vecinos las ofertas necesarias para huirle al peligro de una zona ubicada en alto riesgo y habitar un apartamento digno, seguro y de su propiedad.
Johan- según informaron funcionarios de la CVP-, fue receptivo con el proceso de reubicación. Aportó los documentos exigidos y entregó el predio donde vivía. Le ofrecieron la modalidad de relocalización transitoria (pago de arriendo mientras escoge oficialmente su vivienda), le analizaron sus documentos y él salió apto para beneficiarse del programa de reasentamientos humanos. Cháves recibirá el instrumento financiero ofertado por la Alcaldía de Bogotá (70 SMLMV), que le permitirá comprar su nueva vivienda.
“Estoy muy contento con la oportunidad que me brindó la Alcaldía de Bogotá, actualmente estoy visitando varias casas en Soacha, Cundinamarca, para escoger la mía. Ser propietario me pone feliz porque tendré una propiedad, seré legal y dormiré tranquilo”, resume este beneficiario, quien invitó a los demás vecinos de Caracolí a acogerse a las propuestas del Distrito y vivir dignamente.